Salud y calma a cada una de tus células, querida persona que lees:
Durante mucho tiempo consideré que mi súperpoder era estar en todo y creía que lo hacía bien: trabajo en la oficina, hijos, escritura, fiesta, romance, relaciones, estar al tanto de todas las novedades, activismos, discusiones: estaba en todo. No me perdía nada, o eso creía.
Aunque no me perdiera de nada, claro que me atropellaba y terminaba atropellando mis procesos y los de mis personas más queridas. Principalmente, mis hijos. Y tal vez, sí me perdía de algo, me perdía de mí. De mi calma.
Encontrar otras formas de fluir, no ha sido fácil, esa vereda se abrió gracias a la meditación y fue la que me llevó a la escritura de El sueño de toda célula, desde entonces han pasado muchas experiencias y aprendizajes, algunas sumamente desafiantes.
¿De dónde viene esa necesidad de estar en todo? Lo sabemos, de buscar afuera lo que no queremos encontrar dentro, aprobación, amor, validación. Es un mecanismo que todes conocemos y por el que algunes hemos pasado en procesos de vida y terapéuticos después de quiebres dolorosos y fondos caóticos.
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a Escritura entre paréntesis para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.